Daniel Casado, profesor y director del colegio El Porvenir durante casi cuatro décadas, visitó el pasado mes de julio la pequeña localidad asturiana de Besullo, conociendo de primera mano la gran historia que este pequeño pueblo esconde, y que, en gran medida, comparte y se encuentra con la de la propia Fundación F. Fliedner.
La aldea de Besullo, cercana a Cangas de Narcea, logró convertirse en un centro de progreso social, cultural y económico a finales del siglo XIX, pero tal y como afirman lugareños de la localidad, esto no hubiera sido posible sin el asentamiento allí, y consiguiente influencia y empuje, de una comunidad de protestantes en 1871, la primera de Asturias.
La primera persona que conoció el evangelio en la localidad fue Manuel Rodríguez, y tras él, no tardó en formarse una pequeña comunidad evangélica. La mujer de éste, Joaquina Rodríguez, que era maestra titulada, abrió y dirigió Casa Xuacón, una Escuela Evangélica que, funcionando a su vez como congregación protestante, permaneció abierta hasta que tras la Guerra Civil se construyó la Escuela Nacional, donde actualmente se encuentra el Centro de Recepción de Visitantes de Besullo. Dentro de Casa Xuacón estudiaron la escuela elemental grandes figuras como Alejandro Casona, pero también lingüistas, filólogos… e incluso, Marina Rodríguez, que fue la primera licenciada en farmacia de toda España.
Los protestantes de Besullo desarrollaron una tarea educativa impresionante y a partir de ahí, la aldea asturiana experimentó un crecimiento cultural, social e industrial de gran envergadura. De hecho, en 1872, al poco de afincarse en Besullo la congregación protestante, se fundó la Sociedad Industrial de Besullo, centro de desarrollo económico muy importante en aquel momento.
La historia de esta localidad se cruza con la de la propia Fundación Federico Fliedner, pues aunque no conocemos cuándo Federico Fliedner visitó por primera vez Besullo como parte de sus viajes por muchos lugares de España para conocer la vida y situación de los protestantes españoles, sí se sabe que desarrolló una cercana relación con la comunidad protestante del lugar. De hecho, la congregación y la escuela llegaron a depender económicamente por completo de la Obra Fliedner. Así, a lo largo de la historia, son muchas las personas de Besullo que estuvieron ligadas de diversas formas con la Obra Fliedner, la Iglesia Calatrava, y en particular, con el colegio El Porvenir y la Librería Nacional y Extranjera (véase pág. 23-25, artículo “Obra Fliedner 1870-2021” por Daniel Casado).
Hoy en día, en el Centro de Recepción de Visitantes de Besullo se encuentra un panel explicativo de la importante conexión que hubo entre Besullo y la Obra Fliedner, y de lo que la persona de Federico Fliedner significó para el arranque del protestantismo en esta localidad asturiana.
Casa Xuacón finales siglo XIX
Daniel Casado en el Centro de Recepción de Visitantes
con el panel relativo a Federico Fliedner